La educación entre niños y niñas debe ser, desde el nacimiento, igualitaria y en valores, aún sabiendo que los rasgos físicos y psíquicos son diferentes desde un inicio.
A parte de las diferencias innatas, los niños y niñas son reflejo del aprendizaje adquirido por los padres y de la educación en casa. De este modo, las diferencias no son innatas sino que también son aprendidas.
Algunas de las diferencias físicas y psíquicas son:
Las niñas desarrollan antes la capacidad del habla, porque el hemisferio izquierdo del cerebro está más desarrollado en el nacimiento.
Los niños se caracterizan por ser más activos en el desarrollo motor y son más hábiles al correr, saltar o lanzar objetos.
Las niñas presentan mejores habilidades lectoras, porque los hemisferios del cerebro conectan antes que en los niños.
Las niñas son precoces en el desarrollo de la motricidad fina y demuestran mayor interés en actividades de precisión o manipulación.
Los niños nacen un poquito más altos (2cm) y con algo más de peso (200 gr.)
Los niños destacan por una mejor visualización espacial.
Los niños se presentan más sociables y se juntan en grandes grupos mientras que, las niñas lo hacen en grupitos reducidos, de 2-3 chicas.
Aún tener algunas diferencias innatas desde su nacimiento, la educación en casa debe ser igual para niños y niñas, olvidando cualquier estereotipo. Una educación basada en valores e igualitaria. Deberás recordar que la imitación de los modelos de referencia influye más que la propia genética.
Los juguetes tampoco deben ser estereotipados, siempre siguiendo las preferencias del niño y niña pero fomentando que se relacionen con pequeños de ambos sexos. Una educación igualitaria pero fomentando las habilidad en cada uno de los casos. Podemos hacer hincapié en:
En los niños, juegos que potencien las habilidades del lenguaje y la motricidad fina, alternados con actividades al aire libre.
En las niñas, potenciar actividades al aire libre, potenciando el desarrollo motor y la sociabilidad, intercalando actividades que le gusten.